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La Ruta Zapatista de Ixchel y la revolución de las sexualidades mayas implícita en su Escuadrón 421
AN Original
2021-05-04
Por Rubén Mecalco

«Es el Jun Rakán cuyo secreto es que no tiene sexo o lo que es lo mismo: padre y madre al mismo tiempo» (Póopol Wuuj)

El pasado 2 de mayo del presente año el "Escuadrón 421" del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) partió desde la Isla de Ixchel (Isla Mujeres) en el ahora demoniado Caribe mexicano rumbo a Europa, adelantándose a la fecha oficial del 3 de mayo, cuando se conmemora a Chan Santa Cruz, “La cruz parlante” que viene protengiendo a los pueblos mayas rebeldes desde mediados del siglo XIX. Los motivos del viaje trasantlántico son varios, entre ellos servir de conmemoración simbólica en contra-corriente a los 500 años de la llegada de los/as europeos/as al actual continente americano, y en palabras de las/os/es própios zapatistas “abrazar a quienes en el continente europeo se rebelan y resisten, también para escuchar y aprender de sus historias, geografás, calendarios y modos” y por último pero no menos importante como “cachetada con media negra para toda la izquierda heteropatrarcal”.

Es importane mencionar que el nombre de dicho Escuadrón 421 viene del hecho de ser una tripulación maya compuesta por 4 mujeres (Lupita, Carolina, Ximena y Yuli), 2 hombres (Bernal y Darío) y una persona que no se identifica ni como hombre ni como mujer (Marijose), con ello las/los/les compas zatatistas mandan una gran señal al mundo, la rebeldía igual está en la diversidad de sexo y género, lo que expresan de la siguiente forma:

"Cuenta una de las leyendas mayas que Ixchel se tendió sobre el mundo en forma de arcoíris. Eso hizo para así darle al planeta una lección de pluralidad e inclusión, y para recordarle que no es uno el color de la tierra, sino muchos, y que todos, sin dejar de ser lo que son, juntos iluminan la maravilla de la vida. Y ella, Ixchel, la mujer arcoíris, todos los colores abraza y los hace parte de ella" (Enlace Zapatista)

Las reinterpretaciones sobre los própios orígenes que cada revolución maya a desarrollado a lo largo de los siglos de lucha contra los procesos coloniales que han azotado la región desde la llegada de los/las Espoñoles/as en el siglo XVI, pasando por  la Guerra de Castas de los mayas de la Península de Yucatán (1847-1902), se han plasmado en diferentes libros entre ellos el Popol Vuh de los mayas quichés de la ahora Guatemala; en los Libros del Chilam Balam por parte de los mayas yucatecos del actual sureste mexicano y desde finales del siglo pasado e inicios del presente siglo las reflexiones, comunicados y palabra compartida por los pueblos mayas Zapatistas de Chiapas no sólo a través de libros impresos (Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista Vol. I, II, III entre otros), sino igual a través de plataformas digitales como páginas web (Enlace Zapatista) donde el mensaje se pontencía a más geografías y en diferentes idiomas.

En este contexto, los hechos y la retórica en torno a la composición del Escuadrón 421 como parte de la Ruta de Ixchel es una forma bastante explícita de evidenciar el papel preponderante de lo femenino y andrógino o no binario en la cosmovisión, la religión y sociabilidad de aquellos mayas que en diferentes momentos históricos y geografías se han rebelado frente a la opresión colonial, cristiana, capitalista y patriarcal de occidente.

Durante el período Clásico de la Civlización Maya (250-900 d.C.), por ejemplo, sexo y religión estaban íntimamente vinculados en el engranaje que hacía marchar armónicamente al cosmos, lo que se pudo constatar no sólo en la existencia de deidades masculinas, femeninas o andróginas en igualdad de importancia, sino también en los aspectos más puntuales de la vida social, tales como las diversas prácticas sexuales o roles de género (Ruz, 1998).

Varios siglos después, durante la Guerra de Castas (1847-1902), el mayor y más largo conflicto racial en la región entre los pueblos Mayas yucatecos rebeldes y los blancos y/o mestizos locales descendientes de españoles, evidenció no sólo la molestia ante el injusto y despótico dominio de los blancos en la región, sino que a pesar de los siglos de opresión, la religiosidad y cosmovisión maya conservaba ciertas características de sus antepasados, desarrollándose un culto a ciertas cruces parlantes consideradas divinas y que asu vez se constituían como un símbolo religioso femenino y masculino al mismo tiempo (Reed, 1971). Esta religiosidad permitió, en parte, una sociedad en donde mujeres mayas como María Uicab pudieron ostentar cargos como el de máxima autoridad, sacerdotiza y direngente militar de Tulum de 1863 a 1875  (Rosado y Santana, 2008).

En otras palabras, el tema de la diversidad sexual y de género, al igual que las múltiples sexualidades ejercidas por los pueblos mayas también han sido una constante dentro de las revueltas sociales, así como un grito de guerra en torno no sólo a la autonomía de los pueblos, sino que dentro de estas autonomías impere la igualdad de condiciones entre mujeres y hombres, así como dar cabida a seres que no se identifican dentro de estas categorías binarias (Solís, 2018), en pleno siglo XXI las/os/es Zapatistas vuelven a dar vizibilidad a ese eterno reclamo frente a occidente.

A pesar de todo lo mencionado hasta ahora, aún están en duda varias cuestiones ¿cómo será acogida esta diversidad de sexo y género del propio escuadron zapatista 421 dentro de Europa? ¿los debates entorno a este viaje se enfocarán sólo en la agenda de los procesos de lucha por la autonomía y organización zapatista? ¿el tema de las sexualidades no heterno-normativas dentro de los pueblos mayas e indígenas volverá a quedar rezagado? ¿Se seguirá observando el tema de la diversidad sexual y de género dentro de los pueblos indígenas como un producto de la modernización o como algo más profundo y más ligado a nuestras propias raíces? Sólo espero que Europa y la porción de su población sexo-diversa (LGBTTTQI+) así como la heteroxual de izquierdas partidistas y no partidistas tengan la humildad de aceptar o incluso vislumbrar que no puede haber una revolución social, con la consecuente generación de autonomías, sin una revolución sexual y de géneros, tal como las revoluciones mayas anticoloniales de siglos atrás vienen exigiendo y en donde los pueblos mayas Zapatistas no son la excepción, sino muy por el contrario lo potencían, complejizan y comparten a niveles no imaginados siglos atrás, permitiéndonos imaginar y luchar por otros mundos posibles donde todas, todos y todes quepamos… como dicen las/los/les compas zapatistas, si Europa está lista o no “La Invasión ha iniciado”.


Rubén Solís Mecalco -  Doctorante en Pós-Colonialismos y Ciudadanía Global en el Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad de Coimbra (UC).