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Reflexión
Original
Anti-Capitalismo
Anticolonialismo
Tren malla como preludio de una fase más agresiva del gran capital mundial
AN Original
2020-06-22
Por Rubén Solís Mecalco

Camino y extensiones inundadas del municipio maya de Hopelchen
Mientras escribo estas palabras, extensas regiones, comunidades y familias en la Península de Yucatán (Campeche, Yucatán, Quintana Roo) se encuentran debajo del agua y han perdido gran parte de sus pertenencias, quedando en los casos más extremos totalmente incomunicadas por vía terrestre y por supuesto sin la posibilidad de mantener aislamiento o distanciamiento social alguno, lo anterior como resultado del lento y destructivo paso de la tormenta tropical “Cristóbal” que abatió la región en medio de una de las etapas más críticas de contagios y decesos por la pandemia del coronavirus SARS covid-19 que embate al mundo entero (Contactos de algunas de las Organizaciones Sociales de la Península de Yucatán que trabajan de cerca con las familias afectadas por estos desastres naturales: Múuch Xíinbal ; Ka Kuxtal Much' Meyaj A.C.; Colectivo Maya de los Cheneshttps).

Es en este contexto que el 2 de junio el actual presidente de México, Andrés López (AMLO), realizó su primera visita a la región después del declarado fin del primer período de aislamiento suave establecido en el país, y aunque se podría pensar que lo hizo para brindar algún tipo de ayuda a las miles de familias damnificadas por los múltiples desastres que está sufriendo la región, en realidad fue todo lo contrario, ajeno a la compleja realidad del pueblo maya, que dice representar, llegó a la región para dar el banderazo de inicio a su megaproyecto denominado “tren maya”, de ahora en adelante “tren malla” en sintonía con la provocación lingüística realizada por el profesor y luchador social maya yucateco Pedro Uc Be,  pasando por alto todos los recursos legales que a lo largo del mundo maya mexicano se han interpuesto contra dicho mega-proyecto no sólo porque su inicio está siendo forzado en un contexto pandémico donde no se pueden asegurar la vida de los propios trabajadores, sino por la falta de transparencia, nulos estudios de impacto ambiental, social y/o económico, y los evidentes nexos entre el gobierno y los empresarios nacionales e internacionales que tuvieron la fortuna de ganar cada uno de los diferentes tramos que conformarán dicho proyecto, nexos que no son nuevos si no que vienen de sexenios pasados tal como este propio megaproyecto. Uno de los ejemplos más evidentes es el caso de la empresa portuguesa Mota Engil, ahora encargada de la construcción uno de los tramos del tren, cuyo exconsejero Paulo Portas además de pertenecer a uno de los partidos políticos de la derecha portuguesa (CDS), también fungió como consejero externo de la petrolífera mexicana PEMEX durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Ya en un plano nacional la presencia de empresarios de antaño como Carlos Slim, con una fortuna basada en monopolios, o de empresas con un pasado bastante cuestionable como ICA también dejan mucho que desear en cuánto al trasfondo político-empresarial del tren.

Todo lo anterior demuestra que sin importar posturas de derechas, izquierdas o centros la clase política mexicana y la sub-esfera que han conformado en la cúpula social del país sigue siendo ajena a las verdaderas necesidades del pueblo que dice representar, estando mucho más preocupados por el potencial daño mediático de los que ellos propios asumen como “verdaderos” contrincantes por su igualdad/similitud de poder (político, económico, mediático), que el pueblo cuyas organizaciones sociales datan de mucho antes de la creación de ciertos partidos políticos, como el actual gobernante, y que muy seguramente seguirán ahí después de la pérdida de registro de muchos de ellos. Esta lucha de poderes dentro de las cúpulas mexicanas saca a la luz de nueva cuenta, ahora bajo una estela de izquierda institucional, un profundo desprecio de siglos atrás con un fuerte trasfondo colonial, que siempre apela a la ignorancia de las masas para determinar lo que mejor les conviene e infantilizar las posturas y proyectos políticos no partidistas de organizaciones de pueblos originarios/indígenas, mestizos/as/@s, clase obrera, pescadores, afrodescendientes, disidentes sexuales, migrantes ilegales en Estados Unidos y toda la población que labora en el mercado informal, los/as/@s cuales siguen sostienen sin muchas opciones el peso de las decisiones impuestas por los gobernantes, que se resume en la mayoría de las veces a la palabra de un hombre, blanco, heterosexual, descendiente de españoles y el poder simbólico que esto sigue teniendo dentro de un país mayoritariamente mestizo y pluri-étnico.

A pesar del desprecio de las cúpulas mexicanas, es gracias a todo el trabajo político no partidista, social, económico y cultural desarrollado por las organizaciones indígenas, afrodescendientes y mestizas en el país que aún permanecen ciertas áreas de selva, playas, cenotes y ríos aún sin contaminar o desaparecer, mismos que de nueva cuenta se quieren vender a las masas de turistas extranjeros para su deleite y disfrute frente a la destrucción del tejido social, aumento de la delincuencia y pérdida de extensas áreas naturales y faunística locales, para pruebas de esto sólo hay que mirar a Cancún y todos los estragos que este megaproyecto dejó a su paso, mismo que ahora quieren colocar como ejemplo de progreso y desarrollo.    

Desde una perspectiva más particular, es importante reiterar que los pueblos mayas en el sureste mexicano han venido desarrollando por varios siglos sus propias formas de organización y resistencia que van de la mano con el cuidado de sus prójimos y del entorno natural-biológico-espiritual en el que han habitado desde antes de la creación del Estado Mexicano, en otras palabras, tienen sus propios “modelos de desarrollo” bajo parámetros no necesariamente  economicistas, no reconocer esta otra propuesta de habitar el mundo es de nueva cuenta replicar toda la violencia racista, xenofóbica y colonial contra los pueblos mayas del presente siglo, imponiendo una vez más un proyecto del gran capital fálico blanco cargado con sus respectivos ideales hegemónicos de desarrollo y modernidad ante pueblos que pre-establece como descartables o que los intenta incorporar sólo a manera de slogan publicitario.

Ante esta situación, muchas personas de diferentes clases sociales, sexualidades, creencias, raíces y colores de piel en la Península Yucatán nos preguntamos: ¿Se puede denominar a este proceder del actual gobierno, ya antes visto en sexenios pasados, como el fin del neoliberalismo en México? ¿A quiénes realmente beneficiará este mega-proyecto y porque su ambición megalo-maníaca no les permite aplazarlo a pesar de las condiciones pandémicas y de desastres naturales en la región? Hasta qué punto el gobierno actual está comprometido con dichos empresarios, que les da el visto bueno y apoyo sin importar las voces en contra de activistas mayas, académicos y pobladores locales que si conocen la región.

Pareciera que una vez más todo quedará entre caras viejas, amistadas de antaño, prácticas políticas con décadas de implementación sistemática, arreglos entre las cúpulas político-empresariales del país y sus compadres del extranjero. Con este trasfondo,  el denominado “fin del neoliberalismo en México” sólo puede ser entendido como un proceso de transición acelerada hacia una nueva fase más agresiva y despiadada del gran capital al que ni pandemias globales o  desastres naturales le impide seguir su vorágine contra la vida en este planeta, entre ellas la humana, con tal de saciar su avaricia, en este contexto también se pone en evidencia la nula resistencia de los tradicionales partidos políticos, sus discursos y conceptos vacíos de contenidos, los cuáles terminan siempre arrodillados ante las grandes sumas de dinero.
De nueva cuenta la historia nos demuestra que es de los pueblos organizados que habitan los territorios de lo que hoy se denomina México de donde seguirán surgiendo las verdaderas revoluciones sociales, como dice un sabio pasaje maya del Chilam Balam de Chumayel que data del siglo XVII:   No se perderá esta guerra, aquí en esta tierra, porque esta tierra volverá a nacer
(Chilam Balam de Chumayel: 76)

 

 

 

 


Rubén Solís Mecalco | Estudiante de Doctorado en Pos-Colonialismo y Ciudadanía Global del Centro de Estudios Sociales (CES) y Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, rubjsol@gmail.com - rubensolis@ces.uc.pt