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Reflexión
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Anticolonialismo
Política de las desafecciones
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2024-02-14
Por Verónica Rocha Fuentes

Que Nayib Bukele haya ganado las pasadas elecciones generales en El Salvador fue solo la comprobación de un hecho que, de alguna manera, esperábamos en el continente. Lo sorpresivo fue el uso que le dio a la fuerza otorgada por el porcentaje de votación que obtuvo, utilizándola para legitimar un postulado sobre la democracia que presume que la misma puede existir con un partido único. Así, la última semana, hemos asistido al hecho de que un líder emergente de las urnas tenga como primerísimo acto de gobierno, informar al mundo su propósito de ensayar un experimento que prescinda de la democracia (en su nombre) y que vaya “más allá de ella».

Los ejemplos de gobiernos que emergen de las urnas y devienen en autocracias eficaces se multiplican aun lentamente, pero a la vez sin pausa alrededor del mundo. Todo esto en sintonía con una ¿política? signada por las desafecciones. Bajo la idea de que la democracia está imposibilitada, el día de hoy, de proponerle una solvente promesa de futuro a las generaciones venideras, pareciera tomar forma la hipótesis de que las mismas están dispuestas precisamente a ensayar modelos de gobierno que sí puedan proponerles algunas aspiraciones mayores a la sola existencia.

¿Significa esto que una determinada masa de votantes que apoyan estas autocracias escogen la resolución efectiva de sus certezas por encima de la democracia? No necesariamente. Lo cierto es que el malestar y el hastío de una sociedad que no encuentra en la política una forma de generar proyectos comunes están produciendo una profunda distorsión de múltiples categorías que hacían a nuestra comprensión del mundo. Y, a no dudarlo, otras distorsiones varias son propuestas a conveniencia. Una muestra de ello es la que se hace del feminismo en la actualidad.

Lo cierto es que si pensamos en las sociedades actuales en las que existe cada vez más una importante práctica de la política tribal y en las que la polarización se ha convertido en una relevante manera más de entender un mundo en el que las posturas moderadas no tienen cabida, nos encontramos también ante importantes desafíos que tienen que ver con tratar de encontrar cuánto de desafección democrática puede generar una política práctica desde los polos y de espaldas a quiénes son los otros (no se olviden que para Milei solo cuentan los “argentinos de bien”). Y, entonces, a pesar de que la determinación de los efectos de la polarización aún no ha alcanzado a ser un consenso entre quienes se han dedicado a estudiarlo, tenemos por cierto que la institucionalidad democrática como sola cancha del juego político y despojada de su significante en torno a derechos y libertades pueda llegar a ser percibida como prescindible.

Los riesgos para la democracia que está produciendo la evolución de los procesos desinformativos en procesos de distorsión, especialmente sobre las instituciones y prácticas políticas constituyen hoy un desafío descomunal al que es difícil seguirle el ritmo en la comprensión, más aún en la acción. Si en muy pocos años pasamos del enfoque tecno-utopista de la sociedad del conocimiento al enfoque tecno-pesimista de la sociedad de la desinformación, de lo que dan cuenta los procesos políticos recientes en el mundo y su correlato en nuestro continente, es que podríamos estar ad portas de entender los fenómenos comunicacionales y políticos desde un enfoque distópico que nos empieza a trasladar hacia una sociedad de la distorsión donde prima una política de las desafecciones.

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Verónica Rocha Fuentes es comunicadora boliviana.