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El pensamiento abismal en la gestión de las migraciones
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2023-06-20
Por Ivana Belén Ruiz-Estramil

World Refugee Day is an international day designated by the United Nations to honour refugees around the globe. It falls each year on 20 June and celebrates the strength and courage of people who have been forced to flee their home country to escape conflict or persecution.


El Mediterráneo nuevamente se ha convertido en el destino indeseado para cientos de personas, cuando el pasado 14 de junio una embarcación procedente de Libia con centenares de migrantes a bordo comenzó a hundirse. Según los reportes, la embarcación naufragó en la zona más profunda del Mediterráneo, sobre la Fosa de Calipso, una fosa abisal en donde la placa continental africana se desliza por debajo de la placa euroasiática.

Este naufragio engrosa la lista de naufragios en el Mediterráneo, llegando a ser uno de los de mayores consecuencias de confirmarse que a bordo iban más de 700 personas, como señalan varios sobrevivientes al apuntar que en las bodegas iban mujeres, niños y niñas. En términos teóricos, este naufragio ilustra también de forma clara la estructura colonial sobre la que se construye la gestión de las migraciones, como abordo en las próximas líneas.

El Mediterráneo, al igual que otras rutas migratorias marcadas por condiciones ambientales o geográficas extremas, se ha convertido en el destino final para cientos de personas que huyen de guerras, persecución, inseguridad o empobrecimiento recrudecido por los efectos de una crisis climática que acrecienta las desigualdades sociales. Las rutas irregulares por zonas hostiles se han convertido en la única opción para cientos de miles de personas que no ven alternativas plausibles por canales regulares para la migración o solicitud de protección internacional. El recurso a estas rutas en donde las vidas entran en un limbo, a la deriva de las inclemencias ambientales y negligencias políticas, son camufladas de elecciones personales desafortunadas, obviándose los obstáculos para acceder a una migración de forma regular.

El naufragio del pasado 14 de junio sobre la fosa de Calipso, ilustra de manera geográfica la metáfora del “pensamiento abismal” encarnado en las estrategias de control migratorio del norte global, que no solo vemos en Europa sino también en EEUU y Australia. Una práctica política sustentada en una episteme colonial que crea, fomenta y reproduce espacios de invisibilidad y zonas de no-ser. Los obstáculos para acceder por rutas seguras, como a las que accedería un ciudadano del norte global si pagase las cifras astronómicas a las que ascienden estos trayectos por mar, muestran el recurso a vías inseguras como única alternativa, con altos costes y sin garantías, que obligan a la invisibilidad como estrategia para completar su recorrido. Ante un naufragio, el peor de los escenarios posibles, la invisibilidad se materializa en los cuerpos de quienes no fueron salvados y en las ausencias, tan a menudo difíciles de cuantificar.

Las rutas irregulares que obligan a la invisibilidad como estrategia, alimentan zonas abisales en donde las vidas se desvanecen, desaparecen sin más rastro que el recuerdo, convirtiéndose en víctimas de los peligros “naturales” que habrían de disuadir a la migración irregular. Pero lo cierto es que no la disuade, y están lejos de ser peligros “naturales”, dado que si se recurre a estas vías es por la dificultad de acceder por las alternativas seguras. Como advirtiese António Guterres en 2014 “Quienes creen que la solución fácil es cerrar las puertas deberían olvidarse de ello. Cuando la puerta esté cerrada, la gente abrirá una ventana. Si la ventana está cerrada, la gente excavará un túnel. Si hay la necesidad de sobrevivir, la necesidad de protección, la gente se moverá. No importa qué obstáculos haya en medio. Estos obstáculos solo harán su periplo más dramático”. Estas palabras de Guterres fueron muy claras al descentrar el destino y poner el foco en las condiciones de origen que motivan los desplazamientos de población.

Los contextos que obligan al desplazamiento de las poblaciones se multiplican diariamente mostrando una tendencia que irá en aumento en la medida en la que se vuelvan cada vez más insostenibles las condiciones para la vida en ciertas regiones. Hablamos de guerras, conflictos y crisis políticas, pero también de condiciones ambientales producidas por una crisis climática de aceleradas consecuencias que profundiza en las desigualdades económicas estructuralmente afianzadas. Unas condiciones económicas y climáticas que no son fuente de reconocimiento de una protección internacional, y que son enmarcadas como migraciones económicas en busca de una vida mejor. Dentro del pensamiento abismal aplicado a la gestión de las migraciones en el norte global, la movilidad se convierte en una competición por la existencia. La migración regular frente a la irregular. La que opta a protección frente a la que es deportada. La que sobrevive frente a la que perece. La que es rescatada frente a la eterna ausente. La vida humana se convierte en la manifestación encarnada de políticas focalizadas en crear seres “asimilables” y seres “desechables” en la gestión de las migraciones.

Las rutas migratorias irregulares son en sí mismas zonas abisales, metafóricas y en ocasiones geográficas, en donde la vida transita por un limbo, entre un espacio que se abandona por la imposibilidad de permanecer y un espacio reticente a la llegada de población.

No es que el norte global sea anti-inmigración, se ha construido y nutrido de ella desde hace siglos, continúa y continuará haciéndolo. Lo que no tolera el norte global, es que la migración no sea acorde a sus principios, normas e intereses. Es puro pensamiento colonial aplicado a la gestión de las migraciones, en donde lo importante es no perder la capacidad moderna de “ordenar”, “clasificar” y disciplinar en términos foucaultianos. Las rutas irregulares desafían el orden de lo asimilable, por ello el discurso hegemónico hace hincapié en las mafias traficantes de personas, que las hay y muchas, pero que no son el único actor implicado. Hablar de las mafias permite obviar el entramado que las hace posible, crea un actor frente al que redoblar las tareas de securitización fronteriza, presentándose como una vía para “proteger” a personas migrantes de los traficantes, mientras se ponen más obstáculos a las vías irregulares y no se flexibilizan las regulares.

El naufragio del pasado 14 de junio ha sido la manifestación más reciente de un pensamiento abismal que diariamente crea sus propios damnificados, la cuestión principal ahora es saber hasta cuándo estas situaciones continuarán produciéndose.


Ivana Belén Ruiz-Estramil - Beneficiaria de Ayuda del Programa Posdoctoral, de Perfeccionamiento de Personal Investigador Doctor del Gobierno Vasco. Investigadora Posdoctoral Visitante en el Centro de Estudos Sociais (CES) de la Universidad de Coimbra; adscripta al Instituto Hegoa, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.